y luego, DESPERTÉ
y luego, DESPERTÉ
(Narrada e ilustrada por C. H. Umma)
Cuando tenía 20 años, era usual para mí despertarme en la madrugada. Lo particular de esta situación es que siempre que me despertaba, lo hacía con miedo. Siempre era miedo, y también, una particular sensación de estar siendo observado. La hora en que esto pasaba era siempre la misma, 3:33 am, aspecto que siempre me pareció muy inusual. Algunas veces podía volver a dormirme casi de inmediato, pero otras me era más difícil calmarme y volver a descansar. Al pasar esto por meses, llegó el momento en que lo consideré como algo “normal” y dejé de tomarle importancia.
Una noche, tuve una experiencia inusual, un sueño, del que después, desperté…
Me despierto flotando, justo encima de mi nariz. Puedo verme durmiendo, y soy tan pequeño como una esfera, de máximo 1 cm de diámetro. Desde esta posición puedo percibir mi rostro, mi cabeza, mi abdomen, mis piernas, y al fondo mis pies. Percibo todo mi cuerpo. Veo como mi pecho, se agranda y contrae, rítmicamente con la respiración. Puedo percibir también la habitación. Noto los sonidos nocturnos que entran por la ventana y también, la tenue, pero uniforme luz de la luna que ilumina la habitación. Es extraña la forma en que percibo todo, pues no lo hago como normalmente veo, escucho, o siento. No percibo el mundo de forma regular, porque no lo hago con mi cuerpo. Percibo directamente desde mi ser, mi Yo, mi conciencia, alma, o lo que sea que me conforma como ente consciente, que se percibe a sí mismo.
Al entender que era Yo, esta pequeña esferita flotante, comienzo a desplazarme por mi cama, y el espacio entre esta y el techo de mi habitación. Veo que puedo moverme hacia donde lo desee, simplemente pensándolo. Podríamos decir que me movía con pura intención, y era tan rápido como pensarlo, me movía a la velocidad del pensamiento. Solo necesitaba pensar en desplazarme a un punto, o dirección, del espacio y de inmediato sucedía. Por accidente me muevo hacia una de las paredes que están en la cabecera de mi cama, y al no dominar todavía la forma de detenerme a mitad de un desplazamiento, me dirijo en trayectoria a estrellarme con el muro, pero sorprendentemente atravieso la pared. Atravesarla fue como sumergirse en el agua. Luego de atravesar la pared, me detengo en seco, y dejo de estar en mi habitación.
Me encuentro ahora fuera de mi casa, en el pasillo del vecino, flotando en la brisa de la madrugada. Luego decido volver, entro a mi cuarto, atravesando de nuevo la pared. En este punto entiendo que puedo pasar a través de objetos sólidos sin ninguna restricción. La forma en que percibía todo era similar a la forma en que una cámara de 360 grados (fisheye) observa el mundo. Podía ver en todas direcciones al mismo tiempo. Pero, para enfocarme a algo en concreto solo me tenía que concentrar en ese punto en concreto para percibirlo con nitidez. Es en esta parte de mi “sueño” que empiezo a jugar y volar por todas partes con soltura y destreza. Debajo de la cama, por encima de mi cuerpo. entro y salgo por la pared, y comienzo a olvidarme de lo extraño de la situación. Mientras estaba jugando , por detrás de una cajonera que estaba a la derecha de la puerta, veo de reojo que algo se mueve, una sombra. Me es difícil entender de dónde venía esta sombra. Parecía existir por sí misma pues no había ningún objeto, o ser, sólido que la proyectase. La sombra se movía lenta y sigilosamente. Caminaba de puntitas, dando la sensación de no querer hacer ruido y ni ser notada.
Parecía que esta sombra era antropomorfa. De cabeza tosca y abombada, y unas pequeñas orejas puntiagudas. Sus extremidades eran largas y delgadas. No puedo decir que tenía un rostro, ya que solo era un contorno, pero me daba la sensación de que lo tenía, porque sentí su mirada. Justo cuando noto a la sombra moviéndose, me sorprendo, y de inmediato enfoco mi atención en esa dirección. Observo como la sombra se detiene de golpe, como si hubiera notado que yo la había percibido. Luego de detenerse, la sombra modifica su forma (o silueta), como si girase su cabeza en mi dirección para mirarme detenidamente. Aun sin haber visto un rostro, estoy seguro de haber sentido su mirada . Al sentir su mirada reconozco la sensación que había sentido todos los meses anteriores. Su mirada era lo que me había estado despertando en las noches. Me armé de valor y me determine a enfrentarla. Me disparo en su dirección con arrojo y valentía.
Inmediatamente la sombra me ve dirigirme hacia ella a toda velocidad. La sombra se estremece, y, de inmediato, regresa por donde vino. Lo hace en un movimiento rápido e intenso. En una fracción de segundo la sombra atraviesa la cajonera y se pierde de vista.
Cuando atraviesa la cajonera, que estaba a la derecha de la puerta, una chamarra que estaba colgando de uno de los costados se mueve (como si esta sombra la hubiese golpeado al escapar). Luego que la sombra escapa, rápida y explosivamente, siento como desde el centro de mi ser, algo me jala violentamente en dirección a mi cuerpo. Siento como soy succionado hacia mi pecho. Cuando entro y me estrello en mi cuerpo, todo se pone oscuro y súbitamente despierto del sueño. Al despertarme me enderezo, mientras respiro agitadamente, como si hubiese corrido un maratón. Siento mi corazón querer salir de mi cuerpo. Respiro profundamente para calmarme y recuperar el aliento . Mientras me calmo y dirijo mi mirada al frente, veo algo que me dejó pasmado:
La chamarra, colgada en el costado de la cajonera, se mueve,
justo como la sombra la había dejado moviéndose cuando la atravesó,
miro la hora, 3:33 am.
Es en este momento qué entiendo, no era un sueño, todo esto realmente pasó. Después de esta experiencia, algunas cosas en mi vida cambiaron. No volví a despertarme a las 3:33 sintiéndome observado. Entendí que hay más formas de percibir la vida y la realidad que nos rodea y que hay más cosas en este universo de las que podamos explicar o entender. Y lo más importante, desde ese día entendí que soy más que mi cuerpo, más que mi mente, más que mis emociones. Desde ese día entendí:

que soy luz, soy conciencia, soy eterno.
Y luego… DESPERTÉ
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